Creo que la culpa fue de las fotos del viaje de Ernesto y del festín de ingratos de carbono del domingo por la noche. Resulta que me subía en una avioneta para irme a Marruecos. Pero en una avioneta-avioneta, tamaño seiscientos, en la que no me cabían las piernas y tenía que ir de lado, y mi compañero de viaje, que era Poty, el peludo ese que enseña a bailar a Belén Esteban, no paraba de darme codazos porque le clavaba las rodillas. El piloto nos mandó a callar un par de veces y en una de estas se vira para atrás y me dice que él también había tenido miedo a volar, pero que se le había quitado comiendo bayas de goji. Y ahí me desperté, justo a tiempo, porque creo que aún en sueños le habría metido un buen leñazo al chófer.
Y eso que estoy bastante moderadita últimamente, créanme. Igual es porque descargo toda mi agresividad en el facebook con Morales,que, pobrecito, hace de sparring sin protestar. O porque ya no tengo ni fuerzas ni tiempo para llevarle la contraria a nada ni a nadie.
Pocas cosas más tengo que contarles, queridos. Bueno, sí. Que el miércoles empiezan mis mini vacaciones y que como nadie se ha animado a fundar la cofradía de Nuestra Señora del Lado Oscuro no me va a quedar otro remedio que botarme en las piedras de la playa. Va a tener que sacarme de allí la guardia civil.
La pereza
Hace 6 años
5 comentarios:
¿A Marrakech, Carmina?
Usted sí que me conoce bien.
Como para no darle una hostia al chófer, todo el mundo sabe que el miedo a volar sólo se quita restregándose un aloe...
Que usted se lo pase muy bien en la playita.
Me ha encantado lo de los "ingratos de carbono" ;-D.
¿Y el juego de piernas que estoy echando yo? Uno, dos, un... ¡ay!
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