miércoles, 27 de enero de 2010

El plan perfecto

A pocos minutos de la presentación del iPad, el nuevo producto de Apple, ya la menda lerenda tiene claro cómo lo va a conseguir. Gratis, obviamente, porque con la pasta que tengo, lo único que me puedo comprar que tenga una manzana dibujada es la compota. Y de las de supermercado, no de las de farmacia.
Bien, como soy así de generosa y de complaciente con ustedes, pequeños infelices fronterizos, les voy a contar mi plan. Ojo, sólo lo podrán utilizar si la persona a la que piensan tangar tiene el típico tic de madre (que, por supuesto, la mía tiene en grado sumo) de cambiar el género del objeto deseado para ridiculizar nuestra súplica.
Ahora mismo voy a llamar a mi madre y le pienso decir con voz de niña caprichosa: "mama, cómprame un iPod, anda, que lo necesito". A continuación, (como si la estuviera viendo) se le abrirán las aletas de la nariz, tomará aire y dirá: "¡un iPod no! ¡Un iPad!". Y yo estaré grabando la conversación.
Pueden usar mi plan, que tiene una licencia creative commons de esas.
Alapryles y Diablitos. Más que un blog. Un servicio público. De nada.

Y de regalo, el capítulo 3 de "Niña repelente". Por cortesía de Yaiza Peraza :-)

lunes, 25 de enero de 2010

Lunes musicales

Mi compañero de piso guiri cree, como yo, que esto es totalmente injusto. Lo de trabajar, digo. Es una conversación que se repite todos los domingos por la noche: "chacho, yo no quiero ir al cole mañana", "yeh, sí, yo tampocou nou quiero ir", "pues llamamos y decimos que estamos malos, algo gravísimo y contagioso y nos quedamos aquí, leyendo, jugando a la wii y mirando para los celajes", "Sí, vale, aunque no sé qué son celajes". Pero nada, somos unos cobardes y unos incultos sin imaginación, porque no se nos ocurre ninguna enfermedad lo suficientemente grave. Lo único que conseguimos es, a fuerza de mirar en Internet, entrar en pánico porque, claramente, tenemos por lo menos tres síntomas de cada una de las enfermedades que hemos descubierto. Que nos estamos muriendo, vaya, y que un día nos van a encontrar a los dos putrefactos en nuestra casa, y saldremos en "Buenos días, Canarias", en las noticias de Antena 3 y con un poco de suerte, en el programa de Ana Rosa.
Buscamos entonces otro camino, y desarrollamos un plan para tener que trabajar sólo cuatro días y poder descansar tres. Porque eso pasa en Francia, ¿saben? que es un país la mar de civilizado, y así habría menos paro, y todos seríamos un poquito más felices. "Pero tío, guiri, que si trabajamos menos vamos a cobrar menos, también, y tendríamos que irnos de esta casa que, a todas luces, no podemos pagar". "Sí, bueno, pero podríamos alquilar la habitación de Mamadou". "Sí. A doce chinos, porque con menos no nos llega, tampoco". "Ay, es que a mí los chinos me dan no sé qué". "Ya. A mí me pasa lo mismo, tan pequeñitos, ahí, y con esa cara de saber algo que los demás no sabemos". ""Pues nada de chinos". "Ya. Pero hablando de chinas..."
Y así se nos va la sobremesa de la cena. Y me levanto el lunes a una hora que no debería existir, maldiciendo mi suerte y cantando:



(Vale. Todos sabemos que en realidad canto la versión de Raphael)
 

domingo, 24 de enero de 2010

Vida perra

Me llamo Cuinpar, aunque mis amigos me llaman Cuin, o bruja, según. Tengo algunos años más de los que me gustaría y muchos menos de los que aparento; un pelo indomable drago-de-Icod-style; dos o tres marcas de nacimiento; un lunar en la planta del pie, otro en el borde de un párpado; Cicatrices sin fin: la del brazo, de cuando quise ver cómo se derretía al fuego el táper que abue acababa de comprar; la del muslo, de cuando me ensarté como una caballa con unos hierros de obra; la de la rodilla, de aquella vez que me escapé de las monjas ya no me acuerdo de por qué; la de la ceja de una caja de tomates vacía que mi hermano me tiró, y así hasta el infinito y más allá.
Tengo anemia crónica, miopía y cierta tendencia al drama y al maniqueísmo. Soy devota de Santa Carmina y sigo sus enseñanzas. No me gusta la gente, en general, aunque con algunos hago excepciones. No tengo perro, ni fe, ni carrera, ni ahorros, ni carné de conducir. Gestiono malamente mi ocio, mi memoria y mi vida social, entre otras cosas. Se me olvidan los títulos de las películas y los nombres de los actores. No me gusta el whisky, ni las sardinas, ni el queso. Llevo un disco de Concha Piquer, dos de Raphael y un par de canciones de Marisol en el iPod. Hago un ruido insoportable con los dientes mientras duermo y siempre tengo frío. Me dan miedo los aviones, los mosquitos y los papeles administrativos. Me aburro con facilidad y no puedo aguantar la risa cuando alguien se cae. Se me está secando el cerebro.
Supongo que esto es todo lo que tienen que saber de mí. Para que luego no digan que no los avisé.

lunes, 18 de enero de 2010

Lunes musicales

Tenía la costumbre en mi antiguo blog de colgarles los lunes a primera hora una piecita musical que nos ayudara a cruzar el desierto que tenemos por delante. Toda una semana levantándonos temprano para ir cada uno a su mina particular, sin poder poner el "¿por qué tengo que ir hoy, si ya fui ayer?" como excusa, se hace más livianita si la empezamos con música.
Ustedes se preguntarán (bueno, a lo mejor no se lo preguntan, porque de sobras sé que son así de cortitos, y que apenas se plantean nada sobre sus existencias) por qué cerré el otro blog y por qué abro otro nuevo si, total, en este voy a hacer lo mismo que en el otro. La respuesta es muy fácil, queridos. Porque me da la gana.
Buen lunes.



(Me imagino con La Lupe tocando este tema con el timplillo y cantando a voz en grito y me río yo sola. Qué se le va a hacer)

domingo, 17 de enero de 2010

Jesusito de mi vida

¿Quién soy yo para hacer esperar a nuestro señor?


(gracias, Netito)

Segundo intento

Sábado. Desayuno en pijama. Labores del hogar (las justas). Almuerzo con mis (más) queridas amigas y un señor muy alto. Dos botellas de vino. Risas. Chupitos varios. Planes para acabar con la humanidad. Hojaldres de pistacho, café.
Todo bien.
Pienso en Ella. Y en Él. Y en mi Alonso y mi Pilar. Y en Él también. Y en tantos otros. Y me dan ganas de volver a tener un blog.
No soy digna de que entren en mi casa y tal. Pero sean bienvenidos. A ver lo que dura.

(Cuando sepa poner una foto en la cabecera y una plantilla más divertida lo haré. O no, porque a lo mejor cuando sepa hacerlo ya no tengo ganas).
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