miércoles, 12 de octubre de 2011

Instrucciones para salvar el odio eternamente


Cuando ella o él te dejen, no perdones,
niégate a comprenderlo.
Cultiva bien tu odio, nunca seas
generoso en palabras o en olvido.
Cuando ella o él te dejen, nunca digas
adiós, o qué vamos a hacerle.
Maldice cada letra de su nombre.
Y júrale odio eterno mirándole a los ojos.
Cuando ella o él te dejen, nunca creas
ni justificaciones ni promesas
y busca las palabras más hirientes,
el insulto más infame que conozcas.
Cuando ella o él te dejen, nunca juegues
a ser Rick perdido en Casablanca.
Provoca llanto, dolor, remordimientos
y que el adiós te corte igual que una cuchilla.
Porque
cuando ella o él te dejan, habrá alguien
tarde o temprano esperando en otra esquina
y volverán a gozar en otros brazos
y dirán "te amo". Y "ven, dámelo todo".
Y olvidarán. ¿Para qué, entonces,
mentir? Que ella o él se lleven
-aunque dure bien poco- nuestro odio
igual que una bandera. Para siempre.

                                                                    (Rodolfo Serrano)



3 comentarios:

Mr. Skun dijo...

Amén.

chucho dijo...

Conocía estos versos por la canción de Ismael Serrano. Ahora me entero que el poema es de Adolfo Serrano, padre del anterior. Curioso.

Cuinpar dijo...

Estimado Chucho, negaré haber dicho esto, pero a mí me parece que la versión del hijo mejora la del padre. Sin que sirva de precedente, eh?